Bolivia estudia con Canadá posibles impactos de hidroeléctricas brasileñas

El Gobierno de Bolivia anunció ayer que ha iniciado estudios con la cooperación de Canadá para evaluar el posible impacto de dos centrales hidroeléctricas que construirá Brasil en el río fronterizo Madera.
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El Ministro boliviano de Exteriores, David Choquehuanca, dijo ayer en rueda de prensa que este es uno de "los temas sensibles" en la relación con Brasil y señaló que su país necesita contar con estudios técnicos para encarar las conversaciones con las autoridades brasileñas.
El Gobierno de Bolivia se opone a la construcción de esas instalaciones porque cree que esa zona amazónica, cerca de la región boliviana de Pando, quedará dañada con inundaciones y tendrá consecuencias sobre las poblaciones fronterizas.
Choquehuanca sostuvo que las explicaciones ofrecidas hasta ahora por las comisiones técnicas de Brasil no satisfacen a Bolivia, por lo que las autoridades bolivianas recurren a los nuevos estudios con la cooperación de Canadá para conocer los potenciales efectos de las obras.
La semana pasada el Gobierno brasileño aprobó el permiso ambiental para la construcción de la central de Jirau, que será junto a la de Santo Antonio parte de un complejo hidroeléctrico.
Jiraú y Santo Antonio generarán juntas 6.450 megavatios, cerca del 13 por ciento de la demanda energética de Brasil.
La construcción de ambas supondrá el desembolso de cerca de 10.300 millones de dólares y sus reservorios inundarán un área de cerca de 485 kilómetros cuadrados.
La planta de Santo Antonio tiene previsto funcionar a partir de 2012 y Jirau en 2016, según informes oficiales brasileños.
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El Ministro boliviano de Exteriores, David Choquehuanca, dijo ayer en rueda de prensa que este es uno de "los temas sensibles" en la relación con Brasil y señaló que su país necesita contar con estudios técnicos para encarar las conversaciones con las autoridades brasileñas.
El Gobierno de Bolivia se opone a la construcción de esas instalaciones porque cree que esa zona amazónica, cerca de la región boliviana de Pando, quedará dañada con inundaciones y tendrá consecuencias sobre las poblaciones fronterizas.
Choquehuanca sostuvo que las explicaciones ofrecidas hasta ahora por las comisiones técnicas de Brasil no satisfacen a Bolivia, por lo que las autoridades bolivianas recurren a los nuevos estudios con la cooperación de Canadá para conocer los potenciales efectos de las obras.
La semana pasada el Gobierno brasileño aprobó el permiso ambiental para la construcción de la central de Jirau, que será junto a la de Santo Antonio parte de un complejo hidroeléctrico.
Jiraú y Santo Antonio generarán juntas 6.450 megavatios, cerca del 13 por ciento de la demanda energética de Brasil.
La construcción de ambas supondrá el desembolso de cerca de 10.300 millones de dólares y sus reservorios inundarán un área de cerca de 485 kilómetros cuadrados.
La planta de Santo Antonio tiene previsto funcionar a partir de 2012 y Jirau en 2016, según informes oficiales brasileños.
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