miércoles, 18 de enero de 2012

ONU predice un difícil año para la economía en América del Sur

El crecimiento económico en la mayoría de los países de América Latina y el Caribe se desaceleraría en 2012, según el informe ‘Situación y Perspectivas de la Economía Mundial 2012 (WESP, en sus siglas en inglés), publicado esta semana por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Evitando supuestos pesimistas, el escenario de base de la ONU prevé que el Producto Bruto en América del Sur crecerá a 3,6 por ciento en 2012 (inferior al 4,6 por ciento alcanzado en 2011), el de México y América Central a 2,7 por ciento (comparado con 3,8 por ciento en 2011) y el de la subregión del Caribe a 3,6 por ciento (frente al 3,4 por ciento anterior).

Es muy probable que la desaceleración económica en Estados Unidos y Europa ponga freno a las exportaciones, las remesas y los ingresos relativos al sector turístico – factores de crecimiento muy importantes en América Central y el Caribe.

Recesión conjunta
En cuanto a América del Sur, la ralentización del crecimiento prevista se explica principalmente por el estancamiento del crecimiento en Europa y los Estados Unidos, así como la desaceleración en China -gran comprador de materias primas e inversionista clave para la subregión- que impactarán en el volumen de la demanda externa y los precios internacionales de productos primarios.

“Los nubarrones se ciernen sobre la región. Los riesgos de empeoramiento de la situación en Europa y Estados Unidos han aumentado”, dijo Rob Vos, economista jefe de la ONU, durante la presentación del informe en la Ciudad de México.

“De agravarse la situación, el impacto de una recesión conjunta de Europa y Estados Unidos se traduciría en un crecimiento de América Latina y el Caribe por debajo de 1 por ciento, con Brasil bordeando el estancamiento y México cayendo en recesión.”

Materia prima
El crecimiento económico durante 2011 se mantuvo elevado en la mayoría de los países de América del Sur. Más precisamente, en la primera mitad del año los boyantes precios internacionales de materias primas contribuyeron al crecimiento económico de los exportadores de dichos bienes.

Los exportadores de metales y minerales, como Chile y Perú, fueron los más beneficiados, seguidos por los exportadores de petróleo y gas como Venezuela, Colombia, Ecuador y Bolivia, y por los exportadores de productos agrícolas como Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay. En el segundo semestre, sin embargo, algunas de dichas economías perdieron vigor, como Chile, Perú, que experimentaron caídas de precios de metales no preciosos, y Argentina, que sufrió reveses debido a la caída de los precios de los cereales.

También México y América Central en su conjunto se beneficiaron de los altos precios de las exportaciones agrícolas en el primer semestre de 2011, pero dichas ganancias se fueron disipando al ir cayendo los precios hacia el final del año.

Mientras tanto, la mayoría de los países del Caribe sufrieron el impacto de altos precios de alimentos y energía. Haití, que fue duramente golpeado por los precios de los alimentos y las malas cosechas, fue catalogado por la Organización para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas entre los países “en necesidad de ayuda alimentaria”.

En casi todas las economías, la demanda interna se fortaleció durante el año 2011, al punto de convertirse en un factor más importante para el crecimiento que las exportaciones. El consumo privado se mantuvo alto gracias al crecimiento del empleo y salarios, así como la expansión del crédito, especialmente en Brasil y México. La inversión empresarial y residencial también creció en casi todos los países de la región. Además, en países como Brasil y Ecuador se dio un retorno a la expansión fiscal en el segundo semestre al aumentar los temores de una desaceleración económica global.

Las inversiones de portafolio en la región mostraron una alta volatilidad, causando fluctuaciones significativas en los tipos de cambio. Por ejemplo, el real brasilero se depreció casi 20 por ciento frente al dólar en el segundo semestre de 2011, tras haberse apreciado 15 por ciento en los 12 meses anteriores. Asimismo, el peso mexicano, la moneda más comercializada de la región, perdió un valor de casi 20 por ciento frente al dólar en el segundo semestre de 2011. Por su parte, los flujos de inversión extranjera directa a la región se mantuvieron relativamente estables.

El aumento de precios de los alimentos ejerció presiones inflacionarias en todas las economías, especialmente en México y América Central, donde el gasto en alimentos tiene una gran incidencia en el presupuesto de los hogares.

La inflación
La inflación promedio de la región se ubicó un poco por encima de 7 por ciento. Mientras fue moderada en México y América Central, con 4,5 por ciento, fue más alta en el Caribe, con 10,3 por ciento, y en América del Sur, con 8,4 por ciento. Este último promedio incluye inflaciones significativas como 17 por ciento en Argentina y 24 por ciento en Venezuela.

Ya en el primer trimestre de 2011, varios gobiernos de América del Sur, como en Brasil y Perú, eliminaron las medidas de estímulo fiscal adoptadas en respuesta a la crisis mundial de 2009. Sin embargo, crecientes preocupaciones sobre una potencial recaída en recesión global han dado paso a considerar nuevas medidas de estímulo. Chile y Perú, por ejemplo, han anunciado su intención de aprovechar los fondos acumulados durante el período de bonanza de sus exportaciones para ampliar programas sociales y transferencias monetarias.

En esta tónica, los bancos centrales de Brasil, Chile, Colombia y Perú han relajado la política monetaria y han incrementado la liquidez al vislumbrase una desaceleración económica mundial en el segundo semestre de 2011.

Las turbulencias en los mercados financieros mundiales que se experimentaron en el tercer trimestre de 2011 implicaron ventas masivas en los mercados de valores de la región y cambios súbitos en los flujos de capital de corto plazo. Aunque éstos hayan afectado negativamente al sector financiero no bancario, los balances de los bancos comerciales se mantuvieron sanos, con niveles relativamente bajos de morosidad.

Sin embargo, se advierte que el sector bancario de América Latina está sujeto a riesgos, debido a la fuerte presencia de la banca española, cuya exposición en el mercado de bonos públicos europeos, especialmente italianos y portugueses, supera los € 120 mil millnoes. Quiebras en la zona del euro, o mayores requerimientos de capital por parte de los reguladores, podrían dar lugar a contracciones de crédito o liquidaciones de los activos de estos bancos en América Latina con el fin de repatriar capital hacia las sedes en Europa.

Las autoridades monetarias de Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, México, Perú y Uruguay intervinieron en los mercados de divisas para mitigar las presiones al alza de sus monedas y proteger la competitividad de sus exportaciones. Al seguir siendo alta la volatilidad de flujos de capital, Brasil ha reforzado sus mecanismos de control de capital orientados a estabilizar la moneda y reducir la dependencia de su política monetaria a los vaivenes financieros internacionales. A pesar de ello, no se logró impedir ni la drástica reversión de flujos de cartera durante el aumento de aversión al riesgo en mercados internacionales durante el tercer trimestre de 2011, ni la consiguiente depreciación vertiginosa del real.

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