El hambre de las materias primas que engordan el crecimiento industrial de China se sacia en buena parte en América Latina. Nueve de cada diez dólares que esta nación ha invertido allí se dirigen a la extracción de recursos naturales, según la Comisión Económica para América Latina (Cepal).
China, que consume casi la mitad del petróleo, el acero y el carbón que se produce en el mundo, ha encontrado a economías que vieron en la inyección de dinero -por la venta de productos sin mayor valor agregado- una palanca para mantenerse en crecimiento.
Los chinos se vuelven hacia América Latina, y se espera que para 2015 superen a la Unión Europea como origen de las importaciones y sólo sean sobrepasados por Estados Unidos. Aunque la inversión es todavía incipiente (cerca del 15% del total de lo que China invierte fuera de sus fronteras), ya acumulan poder en sectores clave.
"Han adquirido compañías en el exterior con el objetivo de hacerse con activos estratégicos, como tecnología o marcas en economías avanzadas y acceder a recursos naturales en países en desarrollo", reconoce la Cepal en el informe de 2011 sobre inversión extranjera en América Latina y el Caribe. Se han concentrado en Brasil y también han firmado tratados de libre comercio con Perú y Chile.
Relación espinosa
El 23% de las exportaciones chilenas, el 15% de las peruanas y el 13% de las brasileñas se dirigen a China. Los asiáticos manejan minas en Perú, participan de las reservas petroleras de Venezuela y de la producción energética y del campo de Argentina. Los ejemplos se multiplican.
Es un camino unidireccional -señala la Cepal-, puesto que en Latinoamérica no genera más empleos ni diversificación. En cambio, las exportaciones chinas hacia esa región corresponden a productos manufacturados y tecnológicos. En Centroamérica y México, la exportación China avasalló la producción de sus manufacturas textiles y ha generado manifestaciones en la calle ante la desigual competencia.
El peso chino comienza a sentirse. La agencia estatal de noticias china Xinhua lo describió así en diciembre pasado: "Brasil, que tiene un alto grado de dependencia de la IDE (inversión directa extranjera), necesita la participación del capital chino para paliar la crisis financiera global y garantizar el crecimiento económico y el bienestar social". En Venezuela, China obligó a Hugo Chávez a rendir cuentas sobre el fondo binacional y los proyectos conjuntos, algo que ni la supervisión de ese país había hecho.
Para Samuel Pinheiro, ministro de Asuntos Estratégicos durante el Gobierno de Luis Inácio Lula da Silva en Brasil, uno de los peligros de convivir con el modelo económico del régimen comunista chino es la precarización del empleo para equiparar las condiciones en las que se compite.
La barrera sindical
El temor tiene fundamento, a la luz de los informes de organizaciones de derechos humanos que desde 2009 denuncian abusos en minas controladas por China en Birmania, Zambia, Sudán o Perú. Este riesgo lo sopesa Diego Sánchez-Ancochea, profesor de Economía Latinoamericana de la Universidad de Oxford. "Brasil, Argentina u otros países de América del Sur nunca van a poder competir con China en función de los costes salariales. Son países con mayores niveles de ingreso per cápita y con menor oferta de mano de obra".
¿Cómo lidiará China con los sindicatos -figuras con capacidad de presión- en América Latina, en un ambiente de derechos políticos y sociales más abierto? "Aceptarán algunas de las imposiciones porque los costes salariales no son un componente principal. Pero sí veremos algunas tensiones entre los gobiernos latinoamericanos y las empresas chinas en los próximos años", adelanta Sánchez.
Wu Guoping, investigador del Centro Latinoamericano de la Academia de Ciencias Sociales (del Estado chino), da pistas en un artículo publicado el año pasado por la Universidad de Veracruz, en México: "Los países latinoamericanos tienen un poder sindical relativamente fuerte y todos los espacios de trabajo tienen su propio sindicato. Generalmente, los trabajadores, a través de estos sindicatos, logran sus propios intereses. En el proceso político de América Latina y el Caribe, los sindicatos y el populismo son una fuerza social que no se debe desdeñar. Es un gran desafío para las empresas chinas, que rara vez se enfrentan a problemas laborales y carecen de experiencia internacional en la solución de conflictos laborales". Por lo tanto, recomienda a los inversores asesorarse con abogados y "prepararse conceptualmente" para los problemas sindicales.
Tras los datos de devastación ambiental por la explotación minera china en países en desarrollo (Mongolia es el caso extremo), Eduardo Morón, experto en macroeconomía de la Universidad del Pacífico, en Perú, centra su preocupación en ese tema. Recuerda que la mayoría de las firmas chinas son estatales y no siempre cuidan sus prácticas. "La legislación en materia ambiental en América Latina es extensa, pero se cumple poco", dice. Otro punto para China.
Enlace : http://www.eleconomista.es/economia/noticias/3880108/04/12/China-se-cuela-en-sectores-clave-de-America-Latina.html
China, que consume casi la mitad del petróleo, el acero y el carbón que se produce en el mundo, ha encontrado a economías que vieron en la inyección de dinero -por la venta de productos sin mayor valor agregado- una palanca para mantenerse en crecimiento.
Los chinos se vuelven hacia América Latina, y se espera que para 2015 superen a la Unión Europea como origen de las importaciones y sólo sean sobrepasados por Estados Unidos. Aunque la inversión es todavía incipiente (cerca del 15% del total de lo que China invierte fuera de sus fronteras), ya acumulan poder en sectores clave.
"Han adquirido compañías en el exterior con el objetivo de hacerse con activos estratégicos, como tecnología o marcas en economías avanzadas y acceder a recursos naturales en países en desarrollo", reconoce la Cepal en el informe de 2011 sobre inversión extranjera en América Latina y el Caribe. Se han concentrado en Brasil y también han firmado tratados de libre comercio con Perú y Chile.
Relación espinosa
El 23% de las exportaciones chilenas, el 15% de las peruanas y el 13% de las brasileñas se dirigen a China. Los asiáticos manejan minas en Perú, participan de las reservas petroleras de Venezuela y de la producción energética y del campo de Argentina. Los ejemplos se multiplican.
Es un camino unidireccional -señala la Cepal-, puesto que en Latinoamérica no genera más empleos ni diversificación. En cambio, las exportaciones chinas hacia esa región corresponden a productos manufacturados y tecnológicos. En Centroamérica y México, la exportación China avasalló la producción de sus manufacturas textiles y ha generado manifestaciones en la calle ante la desigual competencia.
El peso chino comienza a sentirse. La agencia estatal de noticias china Xinhua lo describió así en diciembre pasado: "Brasil, que tiene un alto grado de dependencia de la IDE (inversión directa extranjera), necesita la participación del capital chino para paliar la crisis financiera global y garantizar el crecimiento económico y el bienestar social". En Venezuela, China obligó a Hugo Chávez a rendir cuentas sobre el fondo binacional y los proyectos conjuntos, algo que ni la supervisión de ese país había hecho.
Para Samuel Pinheiro, ministro de Asuntos Estratégicos durante el Gobierno de Luis Inácio Lula da Silva en Brasil, uno de los peligros de convivir con el modelo económico del régimen comunista chino es la precarización del empleo para equiparar las condiciones en las que se compite.
La barrera sindical
El temor tiene fundamento, a la luz de los informes de organizaciones de derechos humanos que desde 2009 denuncian abusos en minas controladas por China en Birmania, Zambia, Sudán o Perú. Este riesgo lo sopesa Diego Sánchez-Ancochea, profesor de Economía Latinoamericana de la Universidad de Oxford. "Brasil, Argentina u otros países de América del Sur nunca van a poder competir con China en función de los costes salariales. Son países con mayores niveles de ingreso per cápita y con menor oferta de mano de obra".
¿Cómo lidiará China con los sindicatos -figuras con capacidad de presión- en América Latina, en un ambiente de derechos políticos y sociales más abierto? "Aceptarán algunas de las imposiciones porque los costes salariales no son un componente principal. Pero sí veremos algunas tensiones entre los gobiernos latinoamericanos y las empresas chinas en los próximos años", adelanta Sánchez.
Wu Guoping, investigador del Centro Latinoamericano de la Academia de Ciencias Sociales (del Estado chino), da pistas en un artículo publicado el año pasado por la Universidad de Veracruz, en México: "Los países latinoamericanos tienen un poder sindical relativamente fuerte y todos los espacios de trabajo tienen su propio sindicato. Generalmente, los trabajadores, a través de estos sindicatos, logran sus propios intereses. En el proceso político de América Latina y el Caribe, los sindicatos y el populismo son una fuerza social que no se debe desdeñar. Es un gran desafío para las empresas chinas, que rara vez se enfrentan a problemas laborales y carecen de experiencia internacional en la solución de conflictos laborales". Por lo tanto, recomienda a los inversores asesorarse con abogados y "prepararse conceptualmente" para los problemas sindicales.
Tras los datos de devastación ambiental por la explotación minera china en países en desarrollo (Mongolia es el caso extremo), Eduardo Morón, experto en macroeconomía de la Universidad del Pacífico, en Perú, centra su preocupación en ese tema. Recuerda que la mayoría de las firmas chinas son estatales y no siempre cuidan sus prácticas. "La legislación en materia ambiental en América Latina es extensa, pero se cumple poco", dice. Otro punto para China.
Enlace : http://www.eleconomista.es/economia/noticias/3880108/04/12/China-se-cuela-en-sectores-clave-de-America-Latina.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario